Ayer estuvimos en Perales, a ver de nuevo la obra, es increíble que con la ilusión que me hace no saco tiempo para poder ir todos los días, con otra situación, si el peque no fuera tan chico, estoy segura que estaría allí pinchá, y los albañiles me tendrían que decir, "vamos niña, vete pa tu casa que no nos dejas trabajar", me pondría mi casco rojo, unos guantes y al tajo, creo que así se le llama al trabajo de las obras, no lo se muy bien....Lo bueno de esta situación es que cuando llego siempre me sorprendo gratamente, noto más adelanto, ayer las paredes de abajo ya estaban terminadas, lo que significa que ahora se controla bastante bien los espacios, separaciones y distancias, me hizo muchísima ilusión, vamos que me parecen bonitos hasta los ladrillos.
La primera foto que os he metido es la pared que divide el comedor de la cocina y los baños de la zona común.
La segunda foto es la de la pared que marca la escalera que subirá para la casa de Leonor, me encanta porque no es recta, no me gustan la cosas iguales, me gustan las imperfecciones, sino me aburro y para crear luego ambientes creo que es mucho más divertido.
Paredes que dividen, que comunican, que encierran, que crean intimidad, paredes que esconden palabras, silencios y encuentros, paredes corrientes hechas con ladrillos de risas y llantos, paredes que sostienen la vida, paredes compartidas... bellas paredes imperfectas...
ResponderEliminarVoy a tratar de seguiros, es un blog muy bonito y creo que lo hacéis con mucho cariño en breve iré a Perales para conoceros.
ResponderEliminarUn saludo, Rafael